Reimer desafió a la sociedad de los 70 con su obra La escuela ha muerto, ya que la ideología imperante erigía a la escuela como el paradigma del progreso social, y Reimer apostaba por su desaparición. Según este autor, "la escuela sólo custodia a los alumnos al tiempo que suprime su creatividad y reprime la espontaneidad intelectual de los niños y jóvenes". Algunas de las ideas propuestas por el autor son:
- La relación profesor alumno cambiaría por una relación entre iguales (compañeros de aprendizaje) y entre dichos iguales y los que ya tienen los saberes.
- En un buen sistema educacional el acceso a la información debiera estar disponible con sólo pedirlo el aprendiz.
- Creación de Redes del Saber, que reemplazarían a las escuelas, y en las que personas con conocimientos sobre un tema asesorarían, informarían y apoyarían el aprendizaje de otras. Así se podría ser maestro en un área y alumno en otra.- Todas las personas pueden acceder a todo tipo de fuentes del conocimiento en cualquier etapa de su vida. Por lo que no se necesitarían diplomas primarios y secundarios para acceder a contenidos universitarios, tal cual es ahora.
Para conocer un poco mejor las experiencias de vida que llevaron a Reimer a pensar en la desescolarización como alternativa, veamos una breve biografía de su vida:
En 1956 estaba al cargo de un programa educacional para la formación de mano de obra cualificada en Puerto Rico. En aquellos años siendo Secretario Ejecutivo del Comité de Recursos Humanos de
Ya en 1964 Reimer decide volver a Puerto Rico. Es llamado por el Secretario de Educación Ángel Quintero para desempeñar su labor como asesor personal. Su trabajo se centra en enfrentar los problemas de costos y efectividad del sistema público escolar puertorriqueño, en especial la falta de efectividad de la escuela en su misión de enseñar y retener a los alumnos de los sectores económicamente más desfavorecidos. Esta experiencia termina en un nuevo fracaso que deriva en un intento por analizar con más énfasis la naturaleza del problema escolar.
Es entonces cuando retoma el contacto con Ivan Illich, un viejo amigo que conoció en su primera etapa en Puerto Rico y que había fundado en 1960 un centro de idiomas y documentación (Centro Intercultural de Documentación, Cidoc) en Cuernavaca, una pequeña ciudad mexicana cerca del DF. En 1967, Reimer e Illich, acompañados de un grupo de trabajadoras del Cidoc como Patricia Cloherty y Valentina Borremans, iniciaron un análisis sistemático y radical del sistema escolar. Al debate pronto se unieron intelectuales interesados en este estudio, es el caso de Samuel Anderson, Pierre Furter, Eduardo Rivera y Robert W. Allen.
Durante casi tres años, Reimer pudo compartir muchas de sus intuiciones con educadores, economistas, administradores y líderes políticos latinoamericanos que participaron de las actividades de aquel centro de Cuernavaca. Los borradores de sus trabajos fueron discutidos en seminarios donde participaron también pedagogos de la talla de Jordan Bishop, George Dennison o John Holt.
El resultado de este proceso fue un estudio de gran interés para las instituciones escolares que aún hoy, como hace cuarenta años, sufren una crisis galopante. Si bien, las peripecias que hoy es necesario hacer para conseguir este libro dan fe del escaso interés que desde el mundo editorial se tiene por rescatar la crítica radical a la escuela como institución. Quizá una razón pueda hallarse en el hecho de que las escuelas y su mantenimiento son, por lo general, portadoras de los más importantes beneficios económicos de las casas editoriales (Biografía extraida de la página de Pensamiento Pedagógico
gran personaje, una lastimas que gente como Illich, Reimer, Goodman no estén considerados sus pensamientos en las políticas educativas ni en la revolución estudiantil
ResponderEliminarGrandes personajes, cierto. Pero tambièn incómodos al poder -político, ideológico, económico...-. Habrá que recuperarlos para una crítica contundente de la injusticia global que nos asedia. Y hacerlos próximos a las jóvenes generaciones para que tengan por què luchar.
ResponderEliminarLarga vida a todos ellos... y a los que tengan el corage de seguirlos.
Marc Ant. Adell, inspector de educación y antiguo profesor de la Universitat de València.