La educación, tal y como hoy la conocemos, ayuda a las personas recien llegadas a nuestro mundo a comprenderlo y adaptarse a él de la mejor forma posible. Pero, ¿y si llegamos a un mundo donde la gran mayoría de personas ven su locura y su sin razón?, ¿por qué seguir reforzándolo a través de las nuevas generaciones?.
La lógica nos dicta que para cambiar el mundo, la educación debe existir pero de una manera aún no usada, por lo menos a gran escala. Esta educación debería estar libre de influencias y centrada en el desarrollo de la persona, nunca en su transformación en algo alejado de su naturaleza, ya que en este caso, no estaríamos hablando de educación sino de alienación, domesticación o adoctrinamiento.
Los sistemas educativos actuales no son la llave para que las personas conozcan lo que son, sino que son constructores de realidades virtuales que nos distorsionan nuestra forma de relacionarnos con nuestro entorno, hasta el punto de casi olvidar lo que un dia fuimos, hombres y mujeres sin más necesidades que las de vivir cada momento como lo que es, único.
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